Los estoicos eran como las rocas del mar que soportan fuertes e inmóviles los golpes de las olas según esta doctrina, el sabio debe gobernarse a si mismo exclusivamente por la razón, reprimiendo los impulsos de las emociones y las pasiones.
El ideal estoico consistente en no perder la serenidad ni el equilibrio frente a los problemas y dificultades de la vida. Para lograr este ideal era fundamental que se renunciara a los placeres y soportar los dolores con valentía y entereza. Algunos que representaban este ideal sobresalientes fueron Séneca, Marco Aurelio y Epicteto.
El estoicismo se basaba en el cumplimiento del deber, en la renuncia y en la fraternidad universal. Los estoicos creían que el mundo o cosmos era un solo ser movido y ordenado por Dios. Todo lo que sucede en el mundo es fruto de la voluntad divina, no hay libertad ni casualidad, el hombre tiene trazado su destino y lo único que puede hacer es resignarse a lo que sucede porque es la voluntad de Dios.
El sabio se fortalece con los golpes de la vida y alcanza la autarquía y la imperturbabilidad. Esta doctrina ejerció una influencia considerable en los primeros cristianos.
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